
Por Jorge Enrique Hernández Meza
Secretario de Educación de Guanajuato
La pandemia provocada por el COVID-19 representó un desafío para los sistemas educativos de todo el mundo, sobre todo en aquellos que se encuentran en vías de desarrollo como el nuestro. La pausa en la impartición de educación presencial por más de un año causó severos daños como el aumento de niñas, niños y jóvenes que abandonaron sus estudios por diversas causas, así como una pérdida importante de aprendizajes en los estudiantes de todos los niveles educativos. De acuerdo con el Banco Mundial, tan solo en nivel primaria, el rendimiento en lectoescritura y matemáticas serían similares a los de hace 10 años. Estos datos, sin tomar en cuenta la afectación a la salud psicosocial y el bienestar de los docentes, estudiantes y sus familias.
Para el sistema educativo de Guanajuato, se abrieron estos frentes y algunos otros retos para seguir brindando el servicio educativo de manera no presencial. La secretaría volcó sus esfuerzos en dar acompañamiento a la comunidad educativa de la mejor manera posible y a través de estrategias que tuvieran alcance a todos los estudiantes, sobre todo aquellos que se encuentran en los sectores más vulnerables, entre las estrategias a destacar se encuentran las siguientes:
- Provisión de cuentas de correo electrónico a todos los estudiantes de educación básica del estado.
- Utilización de un Modelo de Concreción curricular (CONCUPRISE) a través de las guías integrales para el estudio en casa, las cuales fueron distribuidas de manera impresa y digital en el estado.
- Creación de “Mi espacio común” con materiales de apoyo para los docentes.
- Oferta formativa para los docentes en materia de uso de Tecnologías de la Información y Comunicación en Educación.
- Realización de estudios y monitoreo a la comunidad educativa para conocer sus necesidades durante la pandemia.
Una vez atendidas las necesidades de Regreso Seguro a Clases, Guanajuato ha trabajado incansablemente a partir de esta experiencia por generar alianzas con el sector académico, productivo, sociedad civil, organismos internacionales, iglesias y las distintas dependencias del ejecutivo a fin de revertir los efectos de la pandemia y mejorar el servicio educativo a través del Pacto Social por la Educación, el cual tiene como ejes principales: que todos los alumnos fuera del sistema educativo regresen a las aulas, recuperación y mejora de los aprendizajes, revalorización del papel del docente en la educación, el involucramiento activo de las madres y padres en la educación de sus hijos, así como la promoción de una convivencia escolar pacífica.
Si bien es cierto que la pandemia dejó pérdidas, también dejó muchos aprendizajes y abrió ventanas de oportunidad, pero a lo que nuestra labor atañe, ha sido un fenómeno que permitió ver dónde estamos como sistema educativo, revalorizar la importancia de la educación a lo largo de la vida, y sobre todo tomar partida de manera colaborativa a favor de brindar un servicio educativo de calidad, pertinente y con un enfoque de inclusión y sostenibilidad.